‘Pipi’ Piazzolla: “Siento que los artistas siempre fuimos vapuleados”

Durante los miércoles de octubre se presentará el Pipi Piazzolla Trío con su nueva creación: Apocalipsis, un disco que incluye nueve temas. Sus integrantes: el nieto de Astor, Daniel “Pipi” Piazzolla en batería, Damián Fogiel en saxo y Lucio Balduini en guitarra estarán en Virasoro, (Guatemala 4328). Seis composiciones llevan el sello de Piazzolla, más “Salvaje” y “Tuco” de Damián Fogiel, sin olvidar “Paz” de Ornette Coleman.
—“Apocalipsis” es el quinto disco del trío: ¿qué diferencia tiene con los anteriores?
—El grupo toca mucho y va evolucionando. Creo que en este disco hay buenos temas, Apocalipsis tiene una melodía importante, nostalgia también. Me parece que un poco está la diferencia está en el audio, creo que cambió, si bien usamos el mismo técnico de grabación. Este disco suena mucho mejor que el resto. A mí me tiene muy contento el resultado final.
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—Un crítico musical subrayó que está: “atento al detalle y al juego”. ¿Coincidís?
—Puede ser. En particular creo que resaltan las melodías y luego la improvisación, está más relacionado. Salió bastante equilibrado en cuanto a lo que es la composición y lo que se improvisa. Los ritmos utilizados por mi lado no son demasiado ambiciosos, como tal vez en otros discos donde rítmicamente experimentaba más aún. Creo que aquí interpreto lo que está sonando y no es la batería donde se sube todo. Hay interacción. Hay un tema de Ornette Coleman que se llama “Paz” que es muy bueno. Hay muchas texturas diferentes.
—¿A quién se le ocurrió el título, más en este momento?
—A mí. Creo que es una palabra que está muy de moda y es bilingüe, así que a mí me gusta ponerle nombre a los discos para que se entienda tanto aquí como en el exterior. Porque ahora con las plataformas digitales, tal vez alguien en Polonia se lo cruza y con el título ya entiende de qué va el nombre. Es un tema que compuse un domingo al mediodía, esperando que caliente el agua para los fideos, en casa. El título también se relaciona porque con mi hijo somos fanáticos de las películas de apocalipsis, es una temática que estaba dando vuelta en casa. Pero la melodía es más postapocalíptica como cuando ves el final de la película, donde siempre aparece una solución, un brote verde o una gaviota volando.
—Primero se creó el grupo Escalandrum en 1999, y ya cumplieron veintiséis años. ¿Por qué entonces la existencia de este Pipi Piazzolla Trío?
—Formé el Trío porque tenía muchas composiciones, y un montón de experimentos rítmicos que daban para ser presentados en una situación un poco más accesible, que es contar con dos músicos, de los cuales soy muy amigo e iba poder experimentar. Escalandrum es un grupo mucho más grande, ultraprofesional, Aparte tenía ganas de tocar en clubes, en lugares más chicos y eso te lo permitía más el trío que Escalandrum. A mí me gusta vivir distintos mundos y toco como en quince bandas.
—¿Siguen participando del Festival de Jazz en la ciudad de Merlo?
—Sí, fuimos con el Trío, ya que tenemos la oportunidad de tocar mucho por el Conurbano, no solo en Merlo, estuvimos en Moreno, en Ramos, en Haedo, en Luján, en distintos festivales de jazz, tanto en el oeste como en el sur del Conurbano. El público del oeste es alucinante, es todo una fiesta, además se vendieron un montón de vinilos y CD’s. El jazz se está multiplicando por suerte en zonas que tal vez antes no era tan habitual.
—¿Tenés un ritmo de trabajo para componer?
—Cuando encuentro un lugarcito siempre practico. Con el piano y la composición no dediqué mucho tiempo, pero ahora me propuse estar una hora por día al frente del piano y a ver qué sale. Y en estos últimos tres días compuse siete temas. Lo tendría que haber hecho antes, pero invierto mucho tiempo en la batería y en mantener el nivel, que no es fácil, conservar la buena técnica, las ideas frescas y practicar mucha improvisación. Me tengo que ir repartiendo porque además doy clases, soy padre de familia y toco todas las noches. Hay que administrar bien, cuando tengo una hora libre estoy tocando, no miro un partido de la Champions League, ni tomando un cafecito en un bar. Siempre estoy trabajando, porque me gusta, tampoco es un régimen militar.
—¿Cómo fue tocar en Oriente?
—Para mí es todo lo mismo, lo único que cambia son los paisajes y las comidas, ahí es donde más se complica. Fuimos a tocar en un lugar en China donde nadie hablaba inglés, las tarjetas de débito no andaban y no cambiaban dólares. Fue bastante desesperante. Pero viajar es una experiencia muy linda que te hace conocer al mundo y también valorar mucho más a tu país.
—¿Hay algo universal en los artistas?
—Sí, la música une, sobre todo en el plano jazzístico, ya que es un idioma que te permite comunicarte con gente de otro mundo sin hablar. Todos los músicos tenemos la mente bien abierta y es otra cabeza. La comunicación siempre es muy buena y fluida, estamos en la misma.
—¿Te quedaron recuerdos de la pandemia?
—Tuve la suerte de que Federico Lechner me llamó para ir a España en plena pandemia, para tocar por toda España. Me dieron la visa y me pude ir, pero en el avión éramos siete con barbijos, en un vuelo de trece horas. Estoy muy agradecido porque sobreviví. Fue una época en que la gente tenía avidez de aprender, no sabía qué hacer y muchos arrancaron a estudiar batería. Tuve doce alumnos por día. Era una locura, estaba en casa, pero trabajando a full y mis hijos haciendo la escuela también online.
—En este estos momentos en los que los artistas están cuestionados, vapuleados y agredidos: ¿qué sentís?
—Siento que los artistas siempre fuimos vapuleados, porque una cosa es que un gobierno diga que somos una basura y eso es horrible, pero también es espantoso que te pregunten si además de músico qué otra cosa hacés. Eso es una agresión. Creo que tenemos un caparazón bastante grueso, porque hacemos lo que nos gusta y eso parece que molesta bastante. Creo que no falta mucho para que todo esto cambie.
—¿Hay diferencia entre los públicos que fuiste conociendo?
—Hay de todo y depende del show que ofrecés. Nosotros tenemos la suerte de viajar con Escalandrum y hacemos una música que no se parece a ninguna otra. Entonces la recepción es muy buena. Están escuchando algo nuevo que nunca escucharon y eso les gusta. En Latinoamérica el público es excelente, como el de Brasil o Colombia, pero también en Europa. Tuvimos la suerte de tocar en Sudáfrica, en Mozambique, en Dubai y siempre muy bien. Los espectadores que más me llamaron la atención fueron los de Estonia. Estuvimos en el 2000 y la gente zapateaba en el piso, por lo cual temblaba todo el teatro. Fue inolvidable.
—¿Viajaron más con Escalandrum que con el Trío?
—Sí, con el Trío sólo estuvimos en Brasil tres días y dos veces en Uruguay, mientras que con Escalandrum recorrimos cuarenta países. Vamos a tocar en el Colón el nuevo disco Piazzolla 74, que saldrá el año próximo, porque cumpliremos mil shows. Ahora vamos por el 977. Fui yo quien conté los shows, desde el año 1999. Mis amigos no lo pueden creer. Tengo todos los shows por año.
—¿Hay competencia entre los músicos?
—Y debe haber, pero la verdad que yo no compito. Quiero ser mejor cada día, pero por mí. Tengo una responsabilidad, soy Piazzolla y en esta familia te tenés que matar tocando para hacer lo mejor que puedas. Ahora estoy en un muy buen momento y me siento tranquilo y relajado.
Fuente: www.perfil.com